Las edificaciones con acero son más certeras, rápidas, precisas y amigables con el medio ambiente que las tradicionales de hormigón.
Si se habla de una opción que permite realizar obras el doble de rápido de lo que demoran las tradicionales -de hormigón- y en un proceso que resulta más amigable con el medio ambiente, el acero sin dudas es el indicado. Durante el siglo XX este material, al que en el sector de la construcción lo caracterizan como “noble y robusto”, comenzó a implementarse para levantar algunas de las obras más altas que existen en Buenos Aires.
El uso de sistemas de construcción industrializada en acero se basa en un proceso que combina elementos en un marco o esqueleto de cualquier estructura, cuyos componentes en su mayoría son columnas y vigas de acero. “El acero incorporado ha experimentado un crecimiento sostenido en la construcción de viviendas en Argentina, con aceleración en los últimos tres años. Hoy lo vemos, no solo en las viviendas, sino que en ampliaciones, escuelas, hospitales, unidades de primeros auxilios, entre otras construcciones”, afirma Carlos Vaccaro, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina del Acero (CAA).
Este tipo de obras, que comenzaron a tomar forma en Argentina a partir del 1900, hoy son un atractivo arquitectónico de la ciudad de Buenos Aires. “El acero es un recurso noble y robusto que nutre a varios edificios emblemáticos”, explicó Juan Ignacio Virga, ingeniero de Gerdau, siderúrgica especializada en la producción de aceros largos. Sin embargo, no cualquier acero puede soportar grandes estructuras.
“Los perfiles estructurales son la respuesta constructiva a la mayoría de las grandes megatorres, que luego combinan una variedad de sistemas y materiales para lo referido a cerramientos y terminaciones. Pero sin duda el perfil de acero representa el alma de la obra”, según explica Virga,
No solo es un buen reemplazo para el hormigón por su menor tiempo de construcción, sino que este material representa también una oportunidad de renovación sustentable y hasta se implementa en desarrollos domésticos. Desde la CAA explicaron que este tipo de construcciones se desarrolla en acero de alta resistencia, que, mediante la industrialización y uso de tecnología, optimiza los procesos, disminuyendo los costos y logrando tiempos de ejecución hasta 40% más bajos que la construcción tradicional.
“La posibilidad de reciclado infinito que tiene el acero y la alternativa que brinda el sistema, permite reutilizar los recursos y transformarlos a las distintas necesidades” detalló Virga. “Es común que veamos viejos galpones con cubiertas metálicas que cambian su función, se reciclan, y vuelven a la vida como espacios para otros usos. El acero es el mejor ejemplo de la economía circular”, concluyó el especialista.
Si bien hay fábricas de acero que se dedican a vender estructuras de edificaciones a las constructoras o desarrolladoras, son contadas las empresas que en el país realizan desarrollos completos con entrega de llave en mano centrado en este material.
Al igual que el Burj Khalifa en Dubái y el Empire State en Nueva York, las pasarelas del glaciar Perito Moreno también fueron construidas con este material. Pero en la ciudad de Buenos Aires existen, además, varios edificios icónicos desarrollados con acero, cuando recién era una novedad. Éstos son los más representativos:
1) Centro Cultural Kirchner (ex Correo Central)
El Centro Cultural Kirchner (ex Correo Central), con más de 100.000 metros cuadrados, representa una de las construcciones realizadas bajo el estilo de producción de metal. Este icónico edificio de la ciudad fue diseñado por el arquitecto francés Norbert Auguste Maillart, en 1888, y el presidente Miguel Juárez Celman aprobó el proyecto para su construcción. Con muchas variaciones de su proyección original, fue inaugurado en 1928.
2) Palacio Barolo
La construcción del Palacio Barolo comenzó en 1919, diseñado por el italiano Mario Palanti, y fue inaugurado en 1923. Utilizó para su construcción 650.000 kilos de acero, complementado por hormigón armado, ladrillos y cemento. Llegó a ser el edificio más alto de la ciudad, hasta que fue desplazado del primer puesto cuando se construyó el Kavanagh, de hecho mide cuatro veces lo que medía un edificio alto en la Ciudad en la década del 20.
Su infraestructura fue inspirada en la obra de Dante Alighieri, La Divina Comedia, cuenta con 22 pisos y su torre aún deslumbra a los turistas. Desde la planta baja hasta la punta del faro que corona el edificio hay 100 metros, porque 100 cantos tiene el escrito del autor italiano.
3) Palacio de las Aguas Corrientes
Otra obra icónica del modernismo argentino de fines del siglo XIX es el Palacio de las Aguas Corrientes, que en su interior lleva la primera mole de acero de la sanidad porteña, que supo ser el símbolo de la prosperidad y el modernismo de la época.
Es una de las mayores estructuras que se construyó en el 1800 fuera de Europa. Levantar una mole de hierro y una de las obras de arquitectura ecléctica icónicas de la ciudad demandó el trabajo diario de 400 personas durante siete años, entre 1887 y 1894.
4) Edificio SOMISA
En la esquina de Diagonal Julio A. Roca y la avenida Belgrano, se encuentra el Edificio SOMISA. Su nombre original fue “Teniente general Pedro Castiñeiras”, en homenaje al presidente que dirigía la empresa en 1966, cuando se licitó el proyecto y comenzó su construcción. La obra conserva una distinción especial: no solo está hecho estrictamente de acero, es el primero en el mundo en haber sido armado íntegramente con soldaduras.
5) Torre Bouchard
También destaca en Puerto Madero la Torre Bouchard. Su diseño es reconocible a la distancia por su remate piramidal que culmina con 115 metros de altura. La obra fue inaugurada en 1994, y en la actualidad es la sede de Aerolíneas Argentinas, la Embajada de Japón y las oficinas del Banco Mundial.
La Nacion – 25/01/2024