El CEO del Grupo Techint participó del tradicional evento Alacero, donde explicó el debate que se está dando a nivel mundial sobre cómo se repartirán el costo de la transición energética las empresas y los consumidores.
El empresario industrial Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, participó hoy del tradicional evento Alacero, donde explicó el debate que se está dando a nivel mundial sobre cómo se repartirán el costo de la transición energética las empresas y los consumidores. Además, hizo hincapié en las oportunidades que ofrece América Latina para integrarse aún más a las cadenas de valor y dejó un deseo: “Hay que revalorizar al sector privado en América Latina con toda fuerza; no podemos seguir con países donde se aumenta el rol del Estado para sostener el empleo informal y la pobreza”.
Rocca se conectó a través de una videollamada, ya que el summit se lleva adelante en San Pablo, Brasil. En una disertación de media hora, el empresario indicó que la salida “lenta” de la pandemia muestra que hay una oportunidad muy importante para América Latina “de entrar con fuerza en la redefinición de la cadena de valor a nivel mundial”.
El CEO del Grupo Techint explicó que “la recuperación de la actividad ha sido muy fuerte a la salida de la pandemia y eso trajo trastornos en todas las cadenas de valor, como la industria automotriz, los segmentos relacionados con la logística o la energía”. En este sentido, señaló que quedó en evidencia “la fragilidad de las cadenas de valor y la necesidad de acortar las velocidades de reacción”.
Asimismo, advirtió sobre la “creciente competencia o confrontación” entre Estados Unidos, Japón, China y Rusia, y habló sobre los riesgos que involucra la situación de Taiwán. “Un accidente del espacio aéreo de Taiwán puede alterar sustancialmente la cadena de valor mundial más que el impacto que tuvo la pandemia. No estamos muy lejos de tener que enfrentar situaciones de emergencia de la cadena”, indicó.
En este sentido, lamentó que, pese a las ventajas competitivas que ofrece América Latina, haya habido una concentración de las exportaciones en productos primarios. Sin embargo, excluyó a México de este proceso y dijo que es el único país que aumentó su integración. Como ejemplo, indicó que, mientras Brasil genera exportaciones industriales por US$350 per cápita, las de México representaban US$3000. Y mostró cómo en los últimos años perdió peso la producción industrial frente al crecimiento de las exportaciones de productos primarios.
Fue en este marco cuando indicó que “hay que trabajar mucho para que los gobiernos creen la condiciones para la vuelta de un rol más importante del sector privado dentro de la economía”. “Es el sector privado el que habla con Toyota o General Motors y propone la posibilidad de fabricar y transformar alguna de estas cadenas de valor dentro de América Latina, para que sean más sólidas, menos frágiles, con menos costos logísticos y menor impacto ambiental”, aconsejó.
Por otro lado, en un contexto en el cual varias personas deciden avanzar en su carrera profesional en el exterior, Rocca indicó que, para todas las empresas, “la capacidad de atraer talento es fundamental”. Asimismo resaltó “el valor que ofrece el empleo industrial a largo plazo para las comunidades”.
“Entiendo que hay una elite que tiene oportunidades, ambiciones y la posibilidad de realización de su talento en la cadena mundial basada en la tecnología. Pero hace falta también el empleo que crea la cadena industrial, si queremos que los países tengan una gobernabilidad a largo plazo. Es importante que las empresas puedan tener una finalidad y un potencial de crecimiento para atraer recursos humanos. También tenemos que trabajar sobre los proyectos innovadores que tenemos en las empresas: las iniciativas que miran a la realidad de forma distinta. Debemos poder combinar las industrias tradicionales con un nivel de digitalización que resuelve problemas distintos”, reflexionó.
Finalmente, se refirió a la decisión de acelerar la transición energética “dentro de los límites que la realidad impone”, que se ve en la actual crisis energética. “Hay una confrontación con la realidad, pero no hay ninguna duda de que la transición energética entró con fuerza en todas las empresas”, comentó.
“Hoy se discute la transición, pero lo que surgió de la COP26 [cumbre sobre el cambio climático] es que la energía se asocia al nivel de ingreso. Está la discusión sobre cómo reducir los consumos energéticos y quién paga la transición. ¿En qué medida el costo de esta transición puede ser soportado por los consumidores? Es un debate que está empezando ahora”, indicó.
“En relación con el aumento del precio de la electricidad, ¿los Estados quieren entrar para facilitar a los consumidores un consumo más limpio o los consumidores se hacen cargo de esto? Este debate está empezando. Nosotros discutimos con los clientes lo mismo en nuestra cadena de valor. Hay algunos que nos dicen que pagan un precio diferencial por un producto más adaptado al medio ambiente. Para mí es muy difícil de prever la velocidad con la cual progresará la transferencia del costo de la transición al consumidor”, concluyó.
La Nacion – 18/11/2021