Gerdau inauguró una residencia universitaria donada a Fundación Sí en la ciudad de Santiago del Estero que posibilitará que estudiantes del interior del país tengan un lugar donde vivir y así llevar a cabo sus estudios.
En una jornada radiante y repleta de emociones, Gerdau inauguró el modelo constructivo resultado de la primera edición del concurso Pensando en Acero: una residencia universitaria donada a la Fundación Sí en la ciudad de Santiago del Estero, que posibilitará que más jóvenes en su mayoría de parajes del interior de esta provincia, tengan un lugar para vivir e iniciar sus estudios.
Este modelo constructivo es el resultado del concurso “Pensando en Acero”, uno de los proyectos más relevantes en materia de Responsabilidad Social de Gerdau, que está alineado con el propósito de la empresa de empoderar a las personas que construyen el futuro.
El concurso nació con el objetivo de promover el uso del acero, incentivar el desarrollo profesional y apoyar la educación. La iniciativa desafió a estudiantes de ingeniería civil de todo el país a diseñar un prototipo de vivienda como solución innovadora y sustentable, incentivándolos a investigar y desarrollar métodos constructivos que contribuyan además con el crecimiento y desarrollo de su carrera como futuros profesionales.
Pero la motivación iba más lejos. El anteproyecto ganador se convertiría en una residencia universitaria; un sueño que se hizo realidad en Santiago del Estero ante la presencia de los protagonistas de esta historia.
Corazón de acero
“El concurso buscó el desarrollo de un proyecto de vivienda construido en acero, que te brinda la posibilidad de hacerlo en forma industrializada, sustentable y moderna. Ver la obra finalizada, luego de tantos meses de trabajo, nos llena de orgullo”, analiza el director Ejecutivo en Argentina y Uruguay de la empresa, Guillermo Maglieri. Destaca que la edificación comenzó a mediados del año pasado y se finalizó en febrero de este año. Allí, cuenta, se pudo apreciar las ventajas del acero como el corazón de los nuevos métodos constructivos.
La búsqueda de Gerdau iba más allá del compromiso social con los futuros profesionales del interior. Incluía un desafío a la investigación y el desarrollo de estructuras innovadoras. “En Gerdau desarrollamos los proyectos de responsabilidad social basados en los pilares de educación, vivienda y reciclaje. Estos proyectos refuerzan nuestro compromiso constante con la educación como vía para empoderar a los jóvenes, promoviendo su crecimiento y desarrollo profesional”, analiza Maglieri.
El sueño de una casa habitada
“Pensado en acero” es el concurso que convocó a estudiantes de Ingeniería Civil de todo el país a presentar sus proyectos. Acudieron más de 30 equipos y los ganadores fueron Nicolás Scioli y Gastón Quatrara estudiantes de Universidad Técnica Nacional (Facultad Regional Rosario). Para ellos, el incentivo iba más allá del orgullo de presentar la mejor propuesta: la obra se iba a construir. Y se iba a habitar. “Hoy, los dos ya recibidos, pudimos participar de la inauguración y, la verdad, estamos contentos de ayudar a los chicos a construir su sueño de lograr una profesión universitaria”, analiza Quatrara.
“Originalmente era para 16 chicos, pero se agrandó a 20. Cuenta con una sala de estudios grande, espaciosa y luminosa; una cocina completa, cuatro habitaciones, dos baños y vestuarios”, repasa Scioli, que aclara que las instalaciones también son aptas para personas con discapacidad.
Cuando unirse ayuda
Las ONGs Ingenierías Sin Fronteras y la Asociación Nacional de Estudiantes de Ingeniería Civil (ANEIC) fueron las instituciones aliadas que acompañaron el desarrollo de este proyecto.
Corría el año 2012 cuando un muchacho del interior de Santiago del Estero se acercó a la Fundación Sí y comentó que no iba a poder seguir su carrera universitaria porque no tenía recursos para viajar a la capital provincial. No lo sabía, pero encendió la chispa de una maquinaria que terminó fundando residencias universitarias en varias ciudades del país. Hoy, esas viviendas albergan a 464 futuros profesionales de los más diversos puntos de la Argentina.
Con la residencia inaugurada la semana pasada, Fundación Sí abrió las puertas de la tercera vivienda en Santiago del Estero. Entraron a la casa un total de 20 estudiantes, que se suman a los 32 que ya habitaban las dos anteriores. Son jóvenes, en su mayoría, de parajes del interior de la provincia que no pueden sustentar el altísimo costo de trasladarse a la capital para continuar con sus carreras y, mucho menos, afrontar un alquiler.
“Si bien la Fundación les compra los elementos, ellos se encargan de cocinar, de la limpieza, de mantener el pasto corto; todo eso forma parte de la responsabilidad de los chicos”, cuenta Manuel Lozano, presidente de la Institución. El organismo, además de proveerles un techo, también se encarga de su alimentación, de los pasajes y del material de estudio. “Apuntes, libros, dependiendo de la carrera que cada uno estudia, porque la idea es que cada uno pueda hacer lo que le gusta. Es muy variado, están estudiando profesorados, artes, ingeniería, medicina. Los acompañamos durante todo el trayecto académico, hasta que se reciben”, agrega Lozano.
Los estudiantes de ingeniería civil que ganaron el concurso de Gerdau participaron de la inauguración.
Para la organización Ingeniería sin Fronteras, el desafío tuvo dos ribetes fundamentales. Uno, el tecnológico: usar el acero de manera creativa y pensar a la ingeniería con un sentido social. La asociación trabaja para generar proyectos de desarrollo de comunidades en situación de vulnerabilidad. “Nosotros estuvimos de custodios de ese proceso”, cuenta su director ejecutivo, Adán Levy, mientras repasa el proceso que llevó la idea de la computadora a la inauguración. “Estoy feliz en el alma de ver esto concretado, me pone feliz que ya esté habitado. Eso significa que hay más de 18 personas con una oportunidad nueva de formación personal, formación que después va a ir a los lugares de origen, a los parajes, para poder decir que sí, es posible”, confiesa.
La experiencia resultó enriquecedora para todos los actores que intervinieron. Gerdau encontró formas innovadoras y creativas de aplicación del acero, mientras los estudiantes ganadores del concurso vivieron un proceso enriquecedor. Para ellos, proyectar una obra, ganar un concurso y verla construida representó el inicio de una carrera más que prometedora. Pero lo más conmovedor fue, sin dudas, verla habitada por otros estudiantes. Una oportunidad que generó 20 oportunidades más, que luego se trasladarán a los rincones más profundos de Santiago del Estero para generar más oportunidades. Y todo, en una casa. Eso sí, una casa llena de futuro.
Clarin – 10-03-2020