Fue un gran susto y, por suerte, sólo eso. Ayer, finalmente, el Gobierno de EE.UU. declaró que Argentina no será alcanzada por los aranceles para la importación de acero y aluminio. Aunque, es cierto, tendrá un cupo (es decir, un techo): las exportaciones entrarán sin aranceles hasta las 180.000 toneladas en ambos casos. Cifra que se acordó en base a los envíos (promedio) de los últimos 3 años.

Son casos distintos porque, en 2017, Aluar exportó por 250.000 toneladas mientras que, en el caso del acero, los últimos 3 años estuvieron por debajo de la tendencia y por eso se amplió el cupo.

Eso explicó, según pudo averiguar El Economista, la satisfacción lógica en el Gobierno (que se infló el pecho) y los fabricantes, como Aluar y Techint, que tienen en EE.UU. un mercado clave.

Así, se espera que las exportaciones combinadas de ambos complejos sigan en US$ 700 millones anuales.

Brasil, Corea del Sur y Australia son los otros dos países exceptuados mientras que a la Unión Europea, Canadá y México se les concedió una extensión de la exención temporaria hasta el 31 de mayo de 2018 mientras continúan sus negociaciones con EE.UU. “Fuimos uno de los primeros países en cerrar”, comentaron a El Economista, satisfechos, desde una empresa del sector. Además destacaron que la evaluación final sobre el mercado mundial del aluminio y el acero podrá hacerse recién cuando todos los países hayan culminado sus negociaciones con EE.UU.

“Luego de intensas negociaciones logramos acordar con el Gobierno de EE.UU. que las exportaciones de acero y aluminio argentinos serán exceptuados de los aranceles establecidos el mes pasado. Una cantidad equivalente al 100% del promedio del aluminio y al 135% del promedio del acero exportado en los últimos tres años hacia ese país ingresarán sin aranceles. Este es un logro importante que pone a la producción y el empleo argentinos en mejores condiciones que los de los países que no lograron ser exceptuados del arancel”, dijo el ministro de Producción, Francisco Cabrera, ayer.

“Ambos gobiernos arribaron a un acuerdo en principio como resultado positivo del diálogo constructivo y constante entre ambas naciones y evidencia de la asociación estratégica fuerte y duradera que une a los dos países”, expresaron Cabrera y el Representante Comercial de EE.UU., Robert E. Lighthizer, en un documento conjunto.

Además, Cabrera explicó que para acceder a esa etapa de negociación “tuvo mucho que ver la excelente relación de trabajo que se fue construyendo con el Gobierno de EE.UU., cuyo punto de partida fue el vínculo existente entre ambos presidentes”. Agregó: “Es una muestra de lo que es posible lograr a partir de la estrategia multilateral que viene llevando adelante el Gobierno de trabajar muy seriamente para lograr la inserción de Argentina al mundo y el relacionamiento con los distintas naciones”. Por último, dijo: “Trabajar con coherencia y constancia en esta estrategia es imprescindible para defender la producción y el empleo argentinos y avanzar así hacia el objetivo de pobreza cero”.

Por su parte, el canciller, Jorge Faurie, expresó que “llevar adelante una política inserción inteligente en el mundo tiene un componente sustancial en la apertura y consolidación de mercados para la exportación de la producción argentina”.

Amplió: “Inteligente es para nosotros la inserción que genera oportunidades, y una política exterior abierta y centrada en nuestros intereses que consolide y amplíe la presencia de la Argentina en el mundo”.

Además puntualizó “nuestro trabajo consiste en capitalizar la relación con cada uno de los países en los que exista una oportunidad, multiplicar las alternativas para llevar nuestros productos a nuevos mercados y negociar cuando se presentan adversidades”.

“No ayuda la tasa de 30%”

“No tenemos dudas sobre el dólar. Hay un tipo de cambio flotante que puede subir o bajar, pero no vamos a tener una crisis por este tema”, dijo ayer Francisco Cabrera, ministro de Producción, en diálogo con la radio La Red. Así, para el funcionario, la venta de US$ 4.000 millones la semana pasada no preocupa dado que el BCRA posee casi US$ 60.000 millones de reserva. Cabrera opinó que la corrida hacia el dólar se debió principalmente al aumento de las tasas internacionales y a que, finalmente, entraron a regir los gravámenes de la renta financiera). El ministro expresó que desde el Gobierno no están angustiados por este tema y opinó que la jornada cambiaria de hoy debería ser tranquila, desde su óptica. Al respecto de la suba de la tasa a 30,25%, señaló que no ayuda a la productividad. “No ayuda la tasa de 30%, ni un sistema financiero tan chico, ni la falta de mercado de capitales, ni las restricciones al crédito”, enumeró Cabrera.

El Economista – 02/05/18